Capitulo número uno
Querida Eugenia, mi vida:
Ahora que terminó la guerra y logré sobrevivir, solo pienso en encontrarte, lo mejor que podía haber hecho fue quedarme en Auschwitz, aun no puedo partir, por eso decidí escribirte estas cartas, para contarte todo lo que he recordado estos dos años y medios sin ti, estos recuerdos me dieron la fuerza para sobrevivir día a día, por vos, por nuestro amor y por nuestro hijo, que logró salvarse de todo esto, eso me tortura cada día, saber que habrá pasado con él, pero pienso que cualquier cosa es mejor que estar en estos campos de exterminios o también te confeso que me da miedo que hayan vuelto por él y que nosotros no hayamos estado para protegerlo.
El día que te vi partir y no pude decirte adiós, fue el día que empezó una de mis peores torturas, el hecho de no saber que estas viva, de donde estas, si estás bien, si te falta algo, comida, agua, etc. Solo espero que estés viva y que podamos volver a encontrarnos, buscar juntos a nuestro hijo. Formar nuestro hogar, mimarte cada día, ver crecer a Martín, lo que no he podido hacer estos años y muchas cosas más que no las puedo expresar en este minuto, te empezaré por contar o recordar la primera vez que salimos juntos:
2 de septiembre de 1932
Salí del trabajo con mi amigo Pablo, ambos todos los días esperábamos que pasen vos, María Eugenia y Mariana, a mi amigo le gustaba Lali y a mí me gustabas vos, por lo que hace un par de semanas las esperábamos, las saludábamos, hablábamos con ustedes unos segundos y se iban. Las vimos acercarse riendo y a la vez peleando, nos miramos extrañados, ustedes nos vieron y pararon de conversar – Hola- dijeron al unísono – hola chicas- dijimos nosotros - ¿Venían discutiendo? – preguntó Pablo, yo lo miré con cara de ‘’no debiste haber dicho eso ‘’ – Si- dijo Lali y ambas rieron – Es que estábamos hablando del cine- dijiste vos rubia- si es que a ella le gusta Greta Garbo y a mi Marlene Dietrich – nos explicaste - entiendo- dije, la verdad no sabía quiénes eran, pero para no mostrarme ignorante traté de improvisar- ¿Por qué hablan de tan buenas actrices?- les dije – porque queremos ir al cine a ver una película- me aclaró Lali - ¿ y Por qué no van?- les preguntó Pablo, ustedes se miraban, no sabían que decir- ¿ No quieren ir con nosotros mañana? – Me adelante a que alguna de ustedes respondiera, recuerdo bien tu cara Euge, te pusiste colorada y me preguntaste -¿Que veríamos?- yo reí, no sabía que decirte, asi que decidí ir por lo seguro…- lo que vos quieras- te dije y vos miraste a Mariana- aceptamos- dijo lali sonriendo, recuerdo que Pablo casi se desmayó – pasamos por ustedes a las seis- dije muy seguro, me sonreíste y te fuiste.
Cuando llegué a mi casa junto con Pablo, fuimos directo a mi habitación, saque una caja donde tenía mis ahorros y lo juntamos con el dinero de él, nos dirigimos al cine y vimos el precio de la entrada, estaba justo para los cuatros, ni más ni menos, justo. Yo no era como vos, no era de Alta, era de media, asi que me armé de coraje y me fui serio donde mi padre y le pregunté:
-Papá si no fuera porque lo necesito no te lo pediría… ¿Me das dinero?
-¿Para que necesitas tú dinero?
-Es que tengo una cita
-¿Tu primera cita? – me dijo divertido, yo asentí con la cabeza y se empezó a reír y le gritó a mi mamá y le conto
-¿Quién es la afortunada?
- María Eugenia, Euge
- ¿y tus ahorros Peter?
- son para la entrada al cine, mamá ella es de alta, quiero causarle una buena impresión, si le da hambre ¿que le digo?, no tengo dinero. Por favor te lo devolveré en cuento pueda
- Toma hijo, pero solo si te pones el perfume que te regale – me sonrió
- Lo haré sin dudas, el día que la conocí me dijo que tenía un lindo aroma
- Vez yo te dije, siempre tengo la razón
- asi es mamá – la abrace- gracias madre
- de nada hijo ojala lo pasen bien
- ojala salga todo bien mejor dicho
Me acosté, nuevamente no podía dormir, ¿Sabes cuantas veces hacías que no durmiera pensando en vos Euge? Infinitas, cada vez que nos topábamos, no dormía, o sea todos los días. Pensaba si debía ir formal o normal, en como irían ustedes y como fingiríamos nosotros estar a su altura. De repente sin darme cuenta un rayo de luz iluminó la habitación, demonios dije para mis adentros, me maldije por no dormir y no estar descansado para esta noche.
Al salir del taller ya eran las cuatro, las vimos y te dije – a las seis no lo olvides- me sonreíste y seguiste caminando, Pablo que era menos tímido que yo les dijo – ¿Como irán vestidas? Digo, ¿formal o normal?- ellas se miraron y Lali nos dijo- semi, ni formal ni normal- y luego se fueron.
Ya eran las cinco y treinta, mamá nos aconsejó y creo que me veía bastante bien al igual que Pablo, caminamos muchas cuadras, pasando de barrios bajos, normales hasta alta, allí nos detuvimos donde ustedes nos indicaron, yo fui a tu casa y Pablo a la de Lali, no podía estar más nervioso, mi cuerpo tiritaba, pero me armé de valor como pude y toqué el timbre, una chica morocha y vestida con un delantal me abrió:
-Debes buscar a Euge ¿no?
- asi es- le dije sonriendo y le estire la mano- Juan Pedro por cierto
- Julia- apretó mi mano- ahora llamo a Euge
Ahí te vi bajar, estabas hermosa, vestida de acuerdo a la moda de la época, con unos zapatos bicolor, una estola de zorro, una falta hasta la rodilla color café y un abrigo del mismo color, pero más claro, me quede mirándote estabas más linda que nunca
-Hola Euge
-hola Peter- me sonreíste y salió tu mamá detrás de ti- Peter ella es mi madre Verónica
- un gusto señora, soy Juan Pedro Lanzani
- No me digas señora, me haces sentir vieja
- se ve muy jovial – trate de parecer lo más educado posible
- gracias Peter, cuídamela a Eugenia, es mi mayor tesoro
- No tenga dudas que lo haré, la cuidare con mi vida
- Pásenlo lindo, no lleguen tarde
- no lo haremos madre- dijiste vos, le hiciste un gesto y ella cerró la puerta, nos acercamos a la casa de Lali, se veía a Pablo nervioso hablando con el papá de Mariana, yo me reí y vos también, ahí te escuche tu risa por primera vez y supe que la quería escuchar por el resto de mis días, el papá de ella dio su aprobación y salieron del brazo
- Te la pusieron difícil eh- me reí y la petisa me miró mal
- No, nada que no pudiera manejar
- sos terrible
Nos alejamos yo del brazo tuyo, ambos temblábamos y nos sonreíamos, Pablo que venía más atrás con Lali se iban riendo, yo te mire y te dije:
-Nunca me has dicho tu apellido
-Vos tampoco me has dicho el tuyo, ni cuantos años tenes, ni donde vivís… sos un misterio
-vos también sos un misterio para mí, a ver… Mi nombre completo es Juan Pedro Lanzani, tengo quince años y donde vivo va a tener que seguir siendo un misterio, te toca
- Mi nombre es María Eugenia Suarez Riveiro (solo las de alta tenían dos apellidos) y tengo trece años
- o sea naciste en 1919
- sí, ¿sos judío?
- si lo soy, ¿vos también no?
- lo soy, ¿Cuánto falta sabes?
- dos cuadras, ¿escogieron que ver?
- La momia, es de terror
- me imaginé- reímos ambos – bueno llegamos, esperen que voy a comprar las entradas- me acerqué a la boletería y pedí cuatro entradas para la momia en la función de las seis y media, me dolió gastar mis ahorros en eso, pero ¿valía la pena no? Todo por vos, no me arrepiento de haberlos gastado en eso. Cuando regresé estaban los tres hablando con dos morochos, la chica a primera impresión parecía un palillo que se podía volar en cualquier minuto
- Peter – me dijiste sonriendo – Ellos son Victorio y Candela – cuando la chica se dio vuelta quede atónito, era la hija de el mejor amigo de papá, ella no era de alta, ¿Cómo te conocía? , le hice una seña de que guardara silencio
- un placer Candela, Soy Peter – le di la mano- y lo mismo digo Victorio
- Victorio va al colegio con nosotros – explicó lali
- ¿y candela?- pregunté yo curioso, me dio risa, crecí con ella y esa no me la había contado
- La conocí en su trabajo- dijo Victorio
- ¿Donde trabajas cande…la?
- en la heladería que está al frente donde trabajas vos- dijo Euge
- a bueno ¿entramos? – todos asistieron y entramos. Cande y Victorio se fueron a otra peli, nosotros entramos, era la primera vez que iba al cine, me parecía increíble todo, las sillas, la pantalla grande y la proyección, yo estaba metido en la película, luego recordé que vine con vos y pasé mi brazo por el tuyo, vos me miraste y me sonreíste, no me preguntes en que terminó la película, porque no tengo ni la más pálida idea, solo sé que me perdí en tus ojos verdes, eran hermosos, todo lo viene de vos lo es. Cuando terminó la película salimos, le susurré a Pablo
- ¿trajiste más dinero?
- Sí, mamá me dio ¿y vos?
- si a mí también, nos queda una hora libre ¿invitémoslas a comer?
- está bien… Chicas- dice mas fuerte- ¿quieren comer algo?
- si – dijeron ambas
Nos fuimos a comer, nos sentamos y ustedes solo pidieron un chocolate cada una, hablamos y nos reíamos, iba todo bien
-¿Qué les pareció la película?- preguntó Lali, vos y yo nos miramos y dijimos al mismo tiempo- re buena- yo por lo menos no tenía idea de en que había terminado la película.
- sos un mentiroso Peter – me dijiste de repente, lo primero que pensé fue que chica decía mentiroso, generalmente dicen difiero o dicen se equivoca. Pensé en que me podrías decir
- ¿Por qué lo decís?
- Porque sé que la conoces a Cande, sé que no son de Alta y que hicieron mucho esfuerzo por salir con nosotras pero
- pero… somos de media o baja y ustedes nunca podrían estar con alguien como nosotros
- Peter tiene razón, ustedes son de alta y nosotros no, tuvimos que juntar nuestros ahorros y pedir dinero para traerlas al cine y a comer, no debieron escoger solo un chocolate
Se me acaba el papel, te preguntaras ¿De dónde saqué papel? Bueno con Pablo (que por suerte está aquí conmigo, nos tocó el mismo grupo de trabajo, nos contemos mutuamente y si estas con Lali decile que piensa en ella todo el día y que la extraña) nos topamos a el papá de candela, que vos sabes que trabaja en el ejercito, asi que nos paso papel para escribir cartas y dijo que te las hará llegar por sus propios medios. Esta es la primera de muchas, no te rindas Euge nunca, pronto nos encontraremos.
Te Amo con Locura, Juan Pedro
Pipu para vos.
Continuara
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